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LEE TAMARGO

EL JARDÍN ENAMORADO

EL JARDÍN ENAMORADO

    Todos callaban al sentir la señal, cuando la niña se colocaba en el centro del círculo y, con las piernas cruzadas, abría el libro. Esa noche la historia elegida hablaba del amor imposible de dos muchachos pertenecientes a diferente rango social y las curiosas tretas que habían de inventarse para poder ver recompensado su prohibido amor. Observé atento en la penumbra del atardecer a los asistentes que escuchaban embelesados. En un momento de la historia la niña señaló imperceptiblemente, con un leve movimiento de su dedo, a uno de los chicos que, sentado en el corro, atendía. Luego, hizo el mismo gesto dirigiéndose a una muchacha, también sentada en otro extremo del círculo. El muchacho, obediente, se incorporó cauteloso para coger de la mano a la muchacha indicada y ambos desaparecieron entre las sombras frondosas de los arbustos cercanos. La historia siguió avanzando, el argumento ya desgranado dio paso a una descripción minuciosa de los detalles amorosos más íntimos y en el ambiente iba caldeándose una sensación sedante, modulada por el tono cálido y sugerente de la niña que relataba. Pasó página sin perder el tono ni el hilo de la historia y volvió a señalar, esta vez primero a una muchacha y, luego, a otra que igualmente silenciosas desaparecieron hacia el fondo del jardín. Luego, noté cómo no contaba tanto el interés en seguir la trama del relato sino que toda atención se hallaba más bien centrada en a quién señalaría entonces la chica del libro. Ahora le tocó el turno a una joven que se llevó del brazo agarrado al muchacho que estuvo sentado al lado suyo. Mientras atendía el desarrollo de los acontecimientos, algo inquieto por si el próximo turno sería el mío, me di cuenta de que a la luz de las farolas que custodiaban la escalinata a la gran mansión, la sombra de las dos muchachas que anteriormente marcharon se movían fusionadas en una sola, como si ambas estuvieran entregadas a revolcarse sobre la hierba.
   El ritual, si así podía llamárselo, consistía en obedecer el caprichoso mandato de la muchacha del centro del corro que, con el libro en la mano, impartía tanto el reparto como el orden en que las parejas debían abandonar el grupo. Todos los asistentes sabían a lo que allí se prestaban, por lo que no eran posibles las negativas ni las huídas. Era la primera vez que conseguía acceder al círculo y la tensión iba creciendo por momentos, más tarde o temprano sería mi turno... No me habría importado que la misma muchacha que leía y señalaba a las parejas se hubiera venido conmigo; era bellísima y su voz me erizaba la piel. Pero me tocó a mí primero tender el brazo a otra chica que rápidamente se levantó para agarrarse a mi cintura y, como si conociera el lugar hacia donde dirigirse, me llevó hasta un rincón apartado tras el ancho tallo de un enorme cedro centenario. Allí, el desenlace a la historia fue otro, el que nosotros quisimos darle o, mejor, el que quisimos realizar, pues desnudos en la hierba nuestros cuerpos se bañaban, sudorosos de pasión, bajo el influjo mágico de la luna que lo mismo nos vestía que nos volvía a desnudar con sus reflejos de plata, iridiscentes, como si nuestro rito de amor recibiera su bautismo benéfico de bendición.
   Las parejas iban regresando al círculo a medida que su particular aventura finalizaba; algunos, incluso, llegaron a repetir turno. Para ser mi primera actuación me daba por satisfecho, pues tuve oportunidad de comprobar en propia carne el efecto gratificante de las habilidades de la chica que me correspondió en suerte, toda una experta en dicha materia. A su vez, la muchacha del libro, con su apariencia y voz de niña cándida, continuó toda la noche leyendo los inagotables pasajes del libro al que tanto cuidado dispensaba y, solo cuando empezaban a despuntar los primeros albores del día, tímido, que se avecinaba, pausadamente, cerró el libro y levantándose se dirigió lenta y con paso calmo hacia la gran mansión. Antes, estableció la próxima cita para dentro de tres semanas y, dando por concluido el ritual, dio una vez la vuelta completa al corro de asistentes; estos, por fin, se retiraron con sigilo, en diferentes direcciones, simulados entre las sombras últimas que la mañana iba difuminando a su paso.
   Cuando clareó la mañana el jardín resplandecía bajo la azulada palidez del cielo. Ni rastro de la luna ni de los luceros hermosos que durante toda la noche brillaron. Un ligero manto de rocío adornaba el tapiz virgen del suelo, donde se desperezaban, silenciosos, los arbustos, el cedro talloso, las hayas, sauces y el castaño de indias, celosos guardianes que rodeaban la gran mansión de la biblioteca que, solitaria, escondía el bullicioso secreto de sus libros dormidos.

  

*”Es una Colección de Cuadernos con Corazón”, (c) Luis Tamargo.-

http://soncuadernos.galeon.com/desdeljpdf.pdf


 

 

31 comentarios

LeeTamargo -

...Sístole y diástole de la Poesía, amigo Quijano, que nos hace sentir vivos...
SALUDÁNDOTE: LeeTamargo.-

Quijano -

El corazón nunca se diluye.

LeeTamargo -

...Autores y únicos responsables del libro de nuestra vida, hecho a base de sueños y de desvelos propios. Sí, Corita, el amor siempre nos da oportunidades...
GRACIAS, AMIGA: LeeTamargo.-

Corazón... -

Hola Lee :)

Para el amor no existe nada imposible, no distingue razas, condiciones sociales, sexo o color. Nos trata de igual manera. El amor está allí siempre y cada persona es el propio autor de la historia, la escribimos a diario y al final son esos libros que duermen en la tranquilidad de la noche :)

Excelente relato como siempre... Un gusto saludarte.

;o)

Vir& -

Delicadeza narrada.

Exquisitez.

LeeTamargo -

...Buscaba y buscaba hasta que leyó de amores que parecían escritos, Noemí...
SALUDOS, AMIGA: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...¡Cúanto tienen que contar los libros, Alma! Parecen dormidos, pero... TE SALUDO:
LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Celebrar el amor con una lectura también es un buen regalo, Zuri. ¡Gracias a ti, amiga, nos leemos! FELIZ DÍA:
LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Cierto, Silvia, no puede odiarse, se desperdicia mucho tiempo valioso...
GRACIAS A TI: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Sin duda, Gemuina, resulta imposible mantenerse al margen. Puede mover montañas, jardines, pasiones... SALUDOS, AMIGA:
LeeTamargo.-

noemi -

Y así, mientras ella narraba, yo encontré a mi pareja......

alma -

Libros en torno a los cuales se siembran historias.

Zuriñe -

Sugerente relato para la celebración del amor, 14F. Nada más apropiado. Disfrute del amor físico, y espiritual. Un abrazo y placer haber descubierto tus relatos por medio de Gatopardo.

LeeTamargo -

...Sensualidades que viven en la sombra, Cieloazzul, a la espera de que alguien pase páginas para descubrirlas...
GRACIAS, AMIGA: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Me alegro, Dari. Gracias por acercarte a compartir esos instantes únicos de cada lectura... TE SALUDO:
LeeTamargo.-

Silvia -

No se puede odiar algo tan familiar y cercano...

Gemuina -

Sí es que el amor Lee, puede mover montañas.
Saludos

cieloazzul -

el deseo que despiertan aquellas letras relatadas con la misma pasión con que se plasman...
hermoso texto LEE, como siempre..
muchos besos...

DArilea -

Ha sido un placer leerte Luis
y merodear por entre los placeres del ritual que tu describes.
Besitos

LeeTamargo -

...Me alegro si es así, SiempreAsí, ¡pero no ronques demasiado! Jejeje... ¡Es broma, amiga! TE SALUDO:
LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Pero no odies demasiado, Silvia. Cuando duermen los libros las historias salen a vivir su vida...
GRACIAS A TI: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Hay veces en que solo es el mejor modo; aunque hay otras en que no queda más remedio. Espero que al menos la historia ayude a conciliarlo. Agradezco tu lectura, Caboblanco...
SALUDÁNDOTE: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Es en ese ámbito donde se desarrolla, Sabbat, es un relato para soñar: ¡Feliz lectura, mejores sueños!..
SALUDOS: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Leer es parecido a un sueño, a un mágico ritual, Trini, en el que vamos pasando páginas y nuestras vidas cobran forma. Tal vez algún deseo logre convertirse en libro...
GRACIAS, AMIGA: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Así es, White, historias que toman vida propia al otro lado de la realidad. El placer de leer... TE SALUDO:
LeeTamargo.-

Siempre así -

Esta historia me ha arrastrado, me dejas algunas veces con la boca abierta..
Gracias Luís, es un placer leerte.

Silvia -

Hoy más que nunca odio irme sola a dormir. Siempre me quedarán los libros.

caboblanco -

Hola Lee. Con menudo relato te descuelgas... pasión, sensaciones... ¡Cualquiera se va a la cama ahora... solo!

sabbat -

Adoro los cedros y los rituales mágicos. Este relato tuyo ha capturado toda mi Atención.

Gracias por escribirlo. Soñaré con él

Un beso

Trini -

Cada pareja escribia su propia historia, su intimo libro.
Un relato que parece un sueño.Precioso

Un abrazo Lee

white -

Qué sensual, una historia contada que se revuelve en cuerpos velados de noche para hacerse realidad mientras la luz oculte su reflejo.
Me ha gustado, saludos y buen fin de semana