UNA ANÉCDOTA LITERARIA: Federico García Lorca
"A mí, Federico García Lorca no me acabó de ser nunca simpático como le fue a casi todo el mundo. Era como un chico de pueblo ordinario que se hubiera puesto un lazo de seda en el pelo y sentado frente a un piano a hacer gracias.
Federico era feo, agitanado y con cara ancha de palurdo. Vestía cursimente y presumía de ser gracioso, espiritual y mariquita del Sur. Sus versos ya eran naturalmente algo y quizá mucho, aunque sin embargo con ese cursileo histérico lleno de ayes, de limoneros, de fascinación por los hombres morenos y de incursiones en lo folclórico. A mí me pareció siempre un zangolotino para estudiantes de la F.U.E., aunque nunca negué su talento, y ahí están mis opiniones críticas a la vista de todos.
Estas cosas creo que son casi siempre recíprocas. Tres o cuatro veces intentamos, tan sin ningún entusiasmo, una relativa amistad que aquello quedó en nada. Nunca nos llamamos de tú, y un día que, coincidiendo con algunos amigos comunes, se habló de ir a casa de no sé quién para oír unas canciones al piano y que yo dije que no podía acompañarles, recuerdo que él, quizá creyéndolo una desconsideración, me dijo destempladamente y sin que viniera a cuento:
-Usted tendrá citada una de esas Mata-Haris que meriendan bocadillos de jamón...
-¡Hombre, Federico!... ¡Es que usted sólo conoce marineros que meriendan nardos!
Federico era feo, agitanado y con cara ancha de palurdo. Vestía cursimente y presumía de ser gracioso, espiritual y mariquita del Sur. Sus versos ya eran naturalmente algo y quizá mucho, aunque sin embargo con ese cursileo histérico lleno de ayes, de limoneros, de fascinación por los hombres morenos y de incursiones en lo folclórico. A mí me pareció siempre un zangolotino para estudiantes de la F.U.E., aunque nunca negué su talento, y ahí están mis opiniones críticas a la vista de todos.
Estas cosas creo que son casi siempre recíprocas. Tres o cuatro veces intentamos, tan sin ningún entusiasmo, una relativa amistad que aquello quedó en nada. Nunca nos llamamos de tú, y un día que, coincidiendo con algunos amigos comunes, se habló de ir a casa de no sé quién para oír unas canciones al piano y que yo dije que no podía acompañarles, recuerdo que él, quizá creyéndolo una desconsideración, me dijo destempladamente y sin que viniera a cuento:
-Usted tendrá citada una de esas Mata-Haris que meriendan bocadillos de jamón...
-¡Hombre, Federico!... ¡Es que usted sólo conoce marineros que meriendan nardos!
*(De "Mi medio siglo se confiesa a medias", César González-Ruano).-
http://webs.demasiado.com/ltamargo/fglorca.html
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7 comentarios
_Mary_ -
Saludos desde México.
LeeTamargo -
GRACIAS, AMIGA:
LeeTamargo.-
_Mary_ -
Asistí alguna vez a un Recital sobre la obra poética de Federico García Lorca, con Ofelia Guilmain, artista española refugiada y nacionalizada mexicana, y también contemporánea de él, y recuerdo hacía énfasis en su figura nada graciosa pero de un talento innato para escribir, algo así como lo que manifiesta Gónzález-Ruano, así, que es verdad, siempre me quedó la duda, está aclarada.
Saludos desde México.
P.D. Ya visité el sitio que recomiendas ¡Exquisito!, gracias.
LeeTamargo -
TE SALUDO: LeeTamargo.-
LeeTamargo -
TE SALUDO: LeeTamargo.-
Corazón... -
Sabes? Dicen que la simpatía y la antipatía siempre son correspondidas. Muchas veces en las personas hay algo que no cuadra y, simplemente nunca llegan a ser del agrado. Es bueno expresar la no aceptación a fingir una sonrisa, así lo pienso yo!
Saludos Lee...
;o)
lunaaaaa -