"EL ÚLTIMO SOLDURIO", Javier Lorenzo:
Tenía 17 años cuando me encontré por primera vez con Corocotta. Me lo presentó el estudioso Joaquín González Echegaray a través de su libro "Los Cántabros", donde reproducía el texto del historiador romano Dión Casio en el que se menciona por primera y única vez el nombre de este caudillo, el último de entre todos los hispanos que se enfrentó a Roma.
Me quedé extasiado ante aquel descubrimiento. Ahí tenía a un personaje de carne y hueso cuyas hazañas -y tener en jaque durante más de dos años al ejército más poderoso del orbe merece la categoría de hazaña- le hacían en buena medida comparable, y en algunos casos superior, a Viriato, a Indíbil y Mandonio, a Edecón, a Indortas o a Istolacio, grandes guerreros que defendieron frente a los cartaginenses o los romanos la independencia de sus respectivos pueblos. Además, el hecho audaz e incluso temerario de que ese desconocido Corocotta se presentara ante el divino Augusto para cobrar la recompensa que ofrecían por su cabeza no hizo sino incrementar mi admiración y, por supuesto, mi curiosidad hacia su figura.
Pero algo raro ocurría alrededor de este caudillo cántabro. Lo comprobé buscando datos y bibliografía sobre él, pues apenas había referencias(...).
¿Desidia o inexistencia absoluta de evidencias? ¿No era sospechosa la escasa importancia que parecía darse en España a las guerras cántabras; al fin y al cabo el último episodio de la España prerromana? ¿Qué hubieran hecho los británicos, los franceses o los alemanes de haber contado en su pasado con un personaje tan fascinante? ¿Le hubieran dejado caer en el olvido?
Entonces, hará cuatro años de esto, lo vi claro. Me encontraba ante el Astérix hispano. Quizá sea un paralelismo pueril, pero no descabellado. ¿No fueron los cántabros los últimos en resistir al invasor? ¿No se enfrentó Corocotta directamente al César? ¿Y acaso no causó graves pérdidas a su enemigo, hasta tal punto que su sólo nombre causaba pavor a los legionarios? Así se gestó la novela histórica llamada "El último soldurio".
Guerrero, mercenario, soldurio, tal vez régulo... ¡Quién puede asegurarlo! Lo que es innegable es que su nombre ha perdurado más de 2.000 años, que fue un hombre que consiguió vencer en numerosas ocasiones a un ememigo muy superior y que, como colofón de su apasionante vida, tuvo la osadía o la desfachatez, de presentarse él mismo a cobrar la recompensa que por él daba el ser más poderoso del mundo. Debió ser alguien muy especial. Alguien que se ganó el derecho a que contaran su historia.
"El último soldurio" (Ed. Planeta), de Javier Lorenzo, salió a la venta el 22 de Febrero pasado.
Me quedé extasiado ante aquel descubrimiento. Ahí tenía a un personaje de carne y hueso cuyas hazañas -y tener en jaque durante más de dos años al ejército más poderoso del orbe merece la categoría de hazaña- le hacían en buena medida comparable, y en algunos casos superior, a Viriato, a Indíbil y Mandonio, a Edecón, a Indortas o a Istolacio, grandes guerreros que defendieron frente a los cartaginenses o los romanos la independencia de sus respectivos pueblos. Además, el hecho audaz e incluso temerario de que ese desconocido Corocotta se presentara ante el divino Augusto para cobrar la recompensa que ofrecían por su cabeza no hizo sino incrementar mi admiración y, por supuesto, mi curiosidad hacia su figura.
Pero algo raro ocurría alrededor de este caudillo cántabro. Lo comprobé buscando datos y bibliografía sobre él, pues apenas había referencias(...).
¿Desidia o inexistencia absoluta de evidencias? ¿No era sospechosa la escasa importancia que parecía darse en España a las guerras cántabras; al fin y al cabo el último episodio de la España prerromana? ¿Qué hubieran hecho los británicos, los franceses o los alemanes de haber contado en su pasado con un personaje tan fascinante? ¿Le hubieran dejado caer en el olvido?
Entonces, hará cuatro años de esto, lo vi claro. Me encontraba ante el Astérix hispano. Quizá sea un paralelismo pueril, pero no descabellado. ¿No fueron los cántabros los últimos en resistir al invasor? ¿No se enfrentó Corocotta directamente al César? ¿Y acaso no causó graves pérdidas a su enemigo, hasta tal punto que su sólo nombre causaba pavor a los legionarios? Así se gestó la novela histórica llamada "El último soldurio".
Guerrero, mercenario, soldurio, tal vez régulo... ¡Quién puede asegurarlo! Lo que es innegable es que su nombre ha perdurado más de 2.000 años, que fue un hombre que consiguió vencer en numerosas ocasiones a un ememigo muy superior y que, como colofón de su apasionante vida, tuvo la osadía o la desfachatez, de presentarse él mismo a cobrar la recompensa que por él daba el ser más poderoso del mundo. Debió ser alguien muy especial. Alguien que se ganó el derecho a que contaran su historia.
"El último soldurio" (Ed. Planeta), de Javier Lorenzo, salió a la venta el 22 de Febrero pasado.
*(Extraído del suplemento Magazine "El Mundo", de Javier Lorenzo, 2005).-
http://leetamargo.mybesthost.com/punalsin.htm
10 comentarios
LeeTamargo -
GRACIAS A TI, AMIGA:
LeeTamargo.-
Comella -
LeeTamargo -
GRACIAS A TI: LeeTamargo.-
LeeTamargo -
LeeTamargo.-
LeeTamargo -
OK, TE SALUDO: LeeTamargo.-
LeeTamargo -
SALUDANDO: LeeTamargo.-
Magda -
:o( , tu reseña es excelente, anima a leer el libro.
Un besito.
Viaje de las palabras -
Saludos desde Chile... y vamos por el rescate de la memoria.
lunaaaaa -
muralla -
La verdad es que hasta hoy era para mí alguien desconocido, así que te agradezco la noticia y la reseña del libro.
Un abrazo. Muralla.