Leer a JOSÉ SARAMAGO
Mientras José Saramago tecleaba como cada tarde frente a la pantalla de su ordenador, de pronto, como por arte de magia, el archivo informático que contenía las más de 80 páginas de la novela que estaba escribiendo, "La caverna", se quedó vacío, sin palabras, en blanco. El escritor portugués, solo ante el peligro y teniendo en cuenta que a sus setenta y siete años le había llegado un poco tarde la revolución digital, intentó recuperar por todos los medios su trabajo de varios meses, porque si alguna orden involuntaria había causado la pérdida de la información, tenían que existir otras instrucciones que pudieran lograr lo contrario. Probó varias posibilidades, pero sin suerte: la maldita máquina le indicaba una y otra vez con cibernético cinismo que estaba al comienzo de la primera y única página de todo el documento. "No puede ser -pensó Saramago mientras unas pequeñas gotas de sudor comenzaban a perlar su frente-, mi novela tiene que estar en algún lugar de este artefacto, no puede haber desaparecido sin más". Aunque, gracias a un siempre conveniente sentido de la preocupación, tenía impresas en papel las páginas que llevaba escritas de "La caverna", la sola idea de tener que volver a mecanografiarlo todo -con la péridda de tiempo que ello suponía- le hacía estremecer de impotencia. Cuando la sudoración ya aparecía abundante por toda su cabeza, el escritor pensó en las tres posibilidades que tenía para tratar de recuperar todos aquellos bits perdidos: la primera, llamar a su mujer, Pilar del Río, para ver si ella podía solucionar el problema; la segunda, avisar al técnico informático que se encarga del mantenimiento de sus máquinas; y la última, hacer de tripas corazón y arriesgarse por sí mismo. Se decidió, quién sabe por qué, por la tercera opción, quizá para acabar cuanto antes con aquella pesadilla, aunque el despertar pudiera ser aún peor. Se lanzó y dio orden al ordenador para salir del programa. "Y como los ordenadores son estúpidos -comenta el propio Saramago- y hacen siempre todo igual, me preguntó si yo confirmaba que quería guardar los cambios realizados. Pensé que el principal cambio había consistido en perder lo que tenía; entonces le indiqué que no. Y automáticamente me restituyó todo el texto." El escritor, al recuperar su creación, dio un hondo suspiro de alivio y pensó: "¡Dichosos ordenadores!". Al día siguiente pudo volver al trabajo como si nada hubiera pasado, y varios meses después, el 25 de agosto de 2000, terminó de escribir "La caverna", que apareció en las librerías en diciembre de ese mismo año.
A pesar de aquel susto -que, por fortuna, se quedó en una simple anécdota- Saramago no guarda ningún rencor a su ordenador, ni siquiera a su procesador de textos. Al contario, la informática le parece un magnífico método para trabajar de manera eficaz. Le gusta mucho más que todos los otros medios que ha empleado desde niño para escribir: pluma con tintero, lapicero, bolígrafo y máquina de escribir(...). "Cuando no existía la informática, no había más remedio -comenta Saramago- que meditar muy bien lo que ibas a escribir antes de hacerlo, tenías que pensar las palabras exactas de la frase y luego escribirla. Ahora, con el ordenador, es muy distinto. Cuando se te ocurre algo para decir, no te preocupa si tiene la forma adecuada, simplemente lo escribes y ya está. Porque sabes que luego puedes trabajar sobre esas palabras hasta que la idea quede expresada como tú quieres".(...)
En definitiva, para Saramgo está muy claro que el ordenador ha supuesto un avance importantísimo para el trabajo de los escritores.
*(Extraído de "Cuando llegan las musas", de Raúl Cremades y Angel Esteban, 2002).-
22 comentarios
LeeTamargo -
TE SALUDO: LeeTamargo.-
Luunna -
Un abrazo Lee te sigo leyendo..
LeeTamargo -
OK, TE SALUDO: LeeTamargo.-
white -
Me gustó mucho la caverna. Saluditos.
LeeTamargo -
LeeTamargo.-
Muralla -
Bicos.
LeeTamargo -
GRACIAS, AMIGA:
LeeTamargo.-
MaRioSe -
He leído poco de Saramago, pero nunca es tarde.
Un saludo.
LeeTamargo -
El ordenador ayuda cuando el escritor puede preocuparse por ser mejor. Saramago es un ejemplo...
GRACIAS A TI: LeeTamargo.-
Trini -
De Saramago, sólo he leído" Todos los nombres"
Un abrazo
LeeTamargo -
LeeTamargo.-
LeeTamargo -
A veces, mientras trabajo, dispongo de un ratito para conectar aunque sea desde un locutorio: cada cual conoce hasta dónde es adicción o no. Siempre me gustó escribir, pero yo no usaría la palabra adicción, hoy se emplea esa expresión muy a la ligera. Y si fuera adicción, pues mira qué bien... ¡Espero que se te arregle pronto!
TE SALUDO, AMIGA:
LeeTamargo.-
odyseo -
Saludos
noemi -
Lo admiro, yo ahora mismo tengo descompuesta por )/&%$&% razón mi conexión a internet, y estoy en un café_internet. .. dándome cuenta de cuanta adicción he creado a todo esto. Me falta flexibilidad para tener serenidad ante los cambios...
Un abrazo, mi querido Lee...
LeeTamargo -
Si te consuela a mí me ocurrió igual, perdí parte de lo escrito años atrás con el traslado de casa...
OK, SALUDOS: LeeTamargo.-
LeeTamargo -
LeeTamargo.-
Darilea -
No es uno de mis escritores preferidos, pero hay algunas poesías que me gustaron muchisimo.
¿Qué es el mar? ¿Lejanía desmedida de anchos movimientos y mareas, como un cuerpo durmiente que respira?
Pd. El ordenador es un gran invento y un ayudante muy habil, pero no cometas errores.
Por confiar, perdí casi todas las poesías que escribí de niña. Mio fue el error.
Pero de ellos se aprende.
Besitos.
Unda -
Besos
LeeTamargo -
TE SALUDO: LeeTamargo.-
LeeTamargo -
OK, SALUDOS: LeeTamargo.-
ideas -
Me alegro que vea la informatica asi, al fin y al cabo cada vez es tan necesaria e imprescindible como saber leer o escribir
El Enigma -
Saludos
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra