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LEE TAMARGO

UN POCO DE MALA SUERTE

UN POCO DE MALA SUERTE

    No era que amase su profesión, no. Si a aquello se le podía llamar su trabajo era debido a un continuado sacrificio, ejercido con la plena conciencia de quien persigue el objetivo marcado a toda costa. Cierto que también padeció sinsabores, sí. Pero siempre tuvo bien presente la máxima, que acertadamente aseveraba cómo el trabajo no es el medio idóneo para hacer dinero. Por eso, ir directamente al grano le supuso algunos desaires y demasiados infortunios y, además, tampoco le había servido para aumentar la economía de sus arcas. Sin embargo, le había cogido gusto al gusanillo de cortar cabezas. Algo tenía aquel puesto, por el que tanto peleó que ahora, por fin arriba, le embriagaba el mero hecho de poder disponer de las vidas profesionales de tantos empleados a su servicio. Fiel a la directriz de la actual empresa, se hallaba como pez en el agua en su tarea de eliminar personal y, hasta la fecha, su metódico y planificado ritual de acoso y derribo moral solo le había acarreado éxitos. Cada día repasaba mentalmente la lección, casi hasta convertirla en un rezo:
-...Fría, muy fría, fríamente...-, se repetía. Así había logrado al fin abrirse un sitio dentro de la élite que manejaba los hilos de la Compañía.
   Esa tarde se encaminaba hacia el hotel, donde tendría lugar la reunión de costumbre, otra de tantas. Nada fuera de lo habitual, matar las primeras horas y cansar al adversario, hasta dar con el pretexto apropiado para desencadenar el posterior ataque de expedientes disciplinarios con los que amedrentar al empleado. Luego, tal vez, con algo de suerte, si el trabajador renunciaba y evitaba entrar en terrenos judiciales, podría resultar bastante barato su despido. De ahí la importancia de cuidar todos los detalles de su delicada misión.
   Estaba llegando a las inmediaciones del hotel cuando aquella gitanilla le salió al paso con su incómoda insistencia por extraerle la propina. El hombre se negó, primero, a recoger el periódico de tirada callejera que le ofrecía; luego, a dar la limosna. Pero la muchacha no cejaba en intentarlo hasta que, al fin, logró que aquel individuo trajeado le adquiriese al menos el bolígrafo a cambio de unas monedas.
   Una vez en el hotel, el gerente dispuso el escenario ya familiar para él. En tantas ocasiones había repetido el ceremonial que cada paso encaminaba al siguiente como fases perfectamente encadenadas. Hoy, sin embargo, quería acabar pronto. Le molestaba particularmente tener que marear a la víctima en los obligados rodeos iniciales. Disfrutaba más después, cuando el desconcierto asoma en la expresión incrédula del empleado y, abatido, tiene que abandonar la reunión adivinando ya las fatales consecuencias de una jugada irreversible... Sí, se regocijaba especialmente en ese instante premeditado, y la experiencia le demostraba que todos caían en la trampa al mismo tiempo que se daban cuenta de ella.
   ...Sin embargo, algo no iba bien. Aquel trabajador llevaba veinte años en la empresa, y el efecto buscado con sus tretas estaba cosechando precisamente lo que pretendía. Cuando el empleado se abalanzó, fuera de sus casillas, empuñando el bolígrafo contra el rostro de su acosador, el gerente ya conocía esa sensación sobre la que tanto había teorizado sobre el papel. La conocía y la había presentido de tanto utilizarla como un juego. Nunca imaginó lo que significaba haber encontrado la horma de su zapato.
   Aquella tarde, el gerente abandonó la reunión del hotel dentro de una ambulancia. Quizás no perdiese del todo el ojo izquierdo, aunque el pómulo había que reconstruirlo y el tabique nasal quedaría desfigurado... En el transcurso de los meses que duró su larga convalecencia tuvo tiempo para reflexionar y recapacitar sobre lo acontecido. Revisó los métodos, evaluó cada una de sus estrategias... Algo falló, sí, había sido eso, sólo un poco de mala suerte...


 

*Es Una Colección “Son Relatos” (c) Luis Tamargo.-
http://soncuadernos.galeon.com/pasajerospdf.pdf

 

21 comentarios

LeeTamargo -

...Se agradece, Alberto. IGUALMENTE: LeeTamargo.-

Alberto -

Buena suerte.

LeeTamargo -

...Buen dicho mexicano ese, Corazón. Ser valiente hoy significa ser honesto, responsable y buena gente en el trabajo entre tanto desalmado. Eso sí es cuestión de suerte...
GRACIAS, AMIGA: LeeTamargo.-

Corazón... -

Hola Lee :)
Vaya en México decimos:
\"El valiente vive hasta que el cobarde quiere\". Todos necesitamos de todos no sé por que algunas personas utilizan el poder para pisotear a sus semejantes. Hay Lee, de verdad que en estos tiempos tan dificiles tener trabajo es una gran bendición, en vez de estar pensando en tonterias deberíamos cuidarlo más :)

Aha, que bien que se haya encontrado con la horma de su zapato merecido se lo tenía y no creo precisamente que sea mala suerte, solo el destino le ha hecho un poco de justicia. Me alegra.

Un saludo.

;o)

LeeTamargo -

...Pero si se rompe algo se paga antes, Alma. Ese es el tipo de justicia que no siempre contemplan los manuales... GRACIAS A TI:
LeeTamargo.-

alma -

Dicen por ahí que todo se paga...antes o después todo se paga

LeeTamargo -

...En el caso que nos ocupa, K, la mala suerte es que un jefe así siga haciendo de las suyas y no reciba su merecido. Tener un trabajo ya es una suerte, para que encima jueguen con él... OK, SALUDOS:
LeeTamargo.-

K. -

El problema de la mala suerte es que siempre en buena suerte para otros :-) dicen que las desgracias de unos son la fortuna de otros. aunque yo creo que no es posible decir qué es mala suerte o una fortuna increible... nunca se sabe

LeeTamargo -

...Es justo defenderse, Luunna, y este jefecillo confundió autoridad con pasarse de la raya. Bien ganado... OK, NOS LEEMOS:
LeeTamargo.-

Luunna -

Me encanto que le pusieran una piña a este individuo,se lo merecia si ademas disfrutaba con esto, mala suerte nada, alguien iba a ser justicia y lo hizo
Un abrazo Lee como siempre un placer leerte
Luunna

LeeTamargo -

...La justicia es la mala suerte de quienes manipulan y provocan para causar daño. Por supuesto que nos sentamos en banquillos diferentes...
Espero que se resuelvan esos inconvenientes técnicos, Dino.
OK, SALUDOS: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Disculpa, Mirada, equivoqué el nombre en el mensaje anterior. Aunque el tema de la injusticia laboral nadie lo quiere, ninguno estamos libres y, en cuanto nos atañe directamente, desearíamos que la justicia se dejara notar de forma inmediata. A veces esa justicia y la escrita en los manuales de leyes coincide. Gracias por tu lectura y comentario, amiga...
TE SALUDO: LeeTamargo.-

Dinosaurio -

Amigo Lee, llevo una semana sin conexión (por problemas técnicos), pero al volver veo que me siguen enganchando tus relatos.
Completamente de acuerdo: \"quien siembra vientos, recoge tempestades\" y algunos lo llaman luego \"mala suerte\". La mala suerte es otra cosa. Buen relato.
Abrazos.

mirada -

Por supuesto Luis, totalmente de acuerdo, la provocación, el abuso hay que cortarlo cuanto antes con un justo merecido...Te comentaba de mi sensación al leerte, muy atrapadora...Un beso, buen día.

LeeTamargo -

...Estamos de acuerdo, Gemuina, la vida y la verdad se abren camino por sí solas. Aunque algunos prefieran ignorarlo...
GRACIAS A TI: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Gracias por tus buenos deseos, Cieloazzul. Buena semana esta, amiga, que la disfrutes...
IGUALMENTE: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...La justicia se cumple así, Trini: no puede ejercer autoridad quien siembra daño con malas artes. Le estuvo bien empleado...
GRACIAS, AMIGA: LeeTamargo.-

mirada -

El desenlace se me hizo muy rápido...algo más de suspense ¿puede ser, tal vez?
Un abrazo enorme, querido Luis

Gemuina -

Hola Lee, la reflexión y pensar en la mala suerte, tirando para adelante es lo mejor que quedarse mirando atrás.
Saludos

cieloazzul -

Dejo besos de inicio de semana querido amigo:)

Trini -

Mala suerte para él por ciezo. La horma de su zapato es lo que algunos habrían de encontrarse muchas veces. Que mejor justicia...

Un abrazo, Lee.