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LEE TAMARGO

FLOR DE ISLA

FLOR DE ISLA Su nombre significaba Flor de Isla y fue un regalo del jefe Ngo de los Thaá. Su sucesor, primer hijo varón de su segunda esposa, llevaba ya varias semanas enfermo, postrado en la cabaña principal. Ya antes había visto ese temblor sudoroso y frío, lo ví llevarse vidas sin importar barreras de tiempo y edad. La costa más próxima distaba cinco días de navegación y, aún así, había que confiar en que no cambiasen los vientos. Elevando sus brazos al cielo y al tiempo que los abría, solemne, el Gran Jefe me miró prometiendo el regalo más deseado a quien fuera capaz de devolver la salud de su hijo.
No había tiempo que perder. Impulsado por la valentía que contagia disponer de vidas ajenas en manos responsables, icé de nuevo las velas y zarpé, presuroso por aprovechar las fuertes rachas de vientos, los mismos vientos rápidos que me habían traído.
Aquel brazo de tierra se asomaba al océano, refrescando al continente. En la Misión había conocido la vacuna, aquel medicamento que obraba el milagro. Una vez alcanzada la costa había que adentrarse por senderos pedregosos, sumergidos en la selva, hacia el interior, abriendo camino para entrar al claro donde se alzaba el campamento. Allí, la Misión reposaba su mísera escasez, aunque espaciosa.
De vuelta y con todo, la travesía me había costado nueve largos días de prisa sin pausa, intensos de ajetreo. Por eso, al llegar a la Isla atraqué en la ensenada, junto a la barra de arrecifes y, en veloz carrera, crucé la playa protegiendo entre mis manos la medicina mágica, como un tesoro sagrado. Al atravesar el umbral, el jefe Ngo se incorporó y desalojó de un gesto a los cuidadores... Preparé la mezcla, asombrado de mi propia calma y, por vía intravenosa, inyecté el fármaco milagroso en el brazo del inerte muchacho, bajo la atenta mirada, seria, de su padre, ahora esperanzado.
Fue al salir de la choza cuando todo el cansancio acumulado se agolpó sobre mis piernas, ahora fatigadas por el peso de la carrera. De repente, sobre mi espalda, pareció apoyarse toda la carga del esfuerzo sostenido en solitario desafío. Y así, de regreso al barco, me senté en la arena blanda y cálida de la playa, dorada de atardeceres que, solícita, me invitaba a la promesa del descanso merecido. El leve rumor de olas se encargó del resto...
El despertar del silencio fue gradual, poco a poco cada parte se iba sumando al todo. Los árboles de la selva frotaban sus ramas, rozándose las hojas, acariciadas por la brisa. Las aves sobrevolaban la playa en alegre bullicio y el oleaje chapoteaba, travieso, contra los costados del velero. Los obenques tensaban el cielo, en lo alto, tintineando una melodía marinera... Y allí, junto a mí, sentada a mi lado en el lecho de arena, ella me observaba, impasible... Seria, tímida, graciosa e intrigante, contemplando el océano distante en absorta intimidad. Sus ojos oscuros, de plateado brillo, destelleaban sobre la tez aceituna de su piel morena. Sus labios, de suave carnosidad, al pronunciar su nombre... Tituanyé, nombre de mujer, significa Flor de Isla y era el regalo del Gran Jefe por salvar su cetro predilecto.
Mientras adujaba las drizas, desde cubierta, seguí observando su plácida belleza, quieta, en la orilla de la playa, con expresión imperturbable jugueteaba con los dedos de sus menudos pies en la espuma de las moribundas olas. Y en su mirada, el fondo del mar, inescrutable y atrayente... La eternidad misma en su remanso de paz detenida. Bien pudieran sucederse crepúsculos y auroras, brumas, mareas o racheados vientos, que su inflexible determinación ya estaba anclada en ese lugar por siempre, encrucijada de encuentros ya decididos.
Al caer la tarde me acerqué y, sentado a su lado, me rendí. Ella me derrotó al rendirse antes que yo. Así fue como nos entregamos, aventurados a conocernos, rendidos al misterio de una promesa urdida por invisibles lazos. Cuando pronuncié su nombre, Tituanyé sonrió y me invadió el escalofrío familiar de haber soñado siempre ese instante. Pestañeó justo cuando el cielo se jalonaba de estrellas, cuando la luna bañaba sus reflejos de plata en el mar de la noche. Así nos amamos y acabamos por entregarnos, fundidos... El mar, la noche estrellada, olas y luna con la canción del viento meciendo nuestros cuerpos, al son de arena y brisa enamoradas...
Nuestros días en la Isla fueron largos, de eterna plenitud, pletóricos de intensidad. Ella se convirtió en mi sombra con vida propia. Tituanyé era un sueño al que, subyugado, me entregué. Acariciar la piel suave de su talle era real, abrazar sus caderas de voluptuosa inocencia, sus senos turgentes besando mi pecho, sentir el jadeo de su apasionado aliento, respirando al unísono...
Zarpé, pero no era yo. Al doblar el Cabo, dejé que el viento de popa me empujase impetuoso, a su merced, lejos de aquella costa, alejándome del recuerdo, pero no era yo. No podía ser yo...
Siempre su nombre en el corazón del alma, su risa de olas desgranando estrellas como lágrimas libres, libres, susurrando al oído del viento... Flor de Isla ! Volveré, Tituanyé !...



*"Es Una Colección de Cuadernos Con Corazón", (c) Luis Tamargo.-
http://leetamargo.mybesthost.com/flordei.htm

24 comentarios

LeeTamargo -

...¡Qué suerte tienes, Mary, de visitar a tantos amigos! A mí ya sabes dónde encontrarme, es más fácil cerca del mar...
GRACIAS, AMIGA: LeeTamargo.-

_Mary_ -

¡¡Luis!!
Varios días sin venir a tu espacio, le comento a Corita que no me alcanza el tiempo de visitar a los amigos y con la lentitud que abre la página, ayssss, que tremendo.
Bueno, este relato me ha encantado, como todo lo escribes, lo sitúas a uno en medio del ambiente, en este caso de playa, olas y la brisa del mar... ¡¡Excelente!!, y el final... bueno... que sea el mejor...
Saludos desde México, amigo querido.

LeeTamargo -

...Lo dicho, Magda, te mereces esa mención y reconocimiento: tu blog enseña y se aprende. Gracias a ti por compartir, amiga!
TE SALUDO: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Viajar en tren y leer es uno de los placeres más exquisitos, estimado Espectro!
Aunque no entendí los detalles explicados en portugués he intentado desvelar el enigma: tiene mérito tu blog, amigo, ¡y trabajo, desde luego!
SALUDANDO: LeeTamargo.-

Magda -

Besos, besos, y más besos: ¡gracias queridisimo amigo por tus palabras en Blogs México.
Eres encantador y generoso.

Espectro #999 -

Lee [...] tirei um print a este post para lê-lo no comboio, na viagem de regresso a casa. Depois direi algo acerca dele.
No meu território iniciei a fronteira • Enigma • e gostava que tentasses desvendar os seis enigmas lá colocados. Atenção ao nº 5.
Inté. (PORTUGUÊS)

Lee [... ] saqué una impresión a este post para leerlo en el tren, en el viaje de vuelta la casa. Diré más adelante algo al redor de él. En mi territorio I inició el frontera • Enigma • tenido gusto que usted intentó desenmascarar los seis enigmas colocados allí. Atención al nº 5.
Inté. (ESPANHOL)+ -

LeeTamargo -

...Te entiendo, Mirada: una pincelada de romanticismo ayuda, pero no el abuso. Sin embargo, el mundo de Tituanyé hechiza por sí solo, casi puede uno creer que el romanticismo existiría siempre... ¡Gracias por leerme!
SALUDOS, AMIGA: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...No te falta razón, Corazón, es un pequeño relato de una posible gran historia. De momento no continúa, prefiero dejar flotando en el aire ese amor limpio con sabor a espera... Para seguir viajando!
OK, SALUDOS, CORA:
LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Me alegro de que así sea, Luna! Pero cuando despiertes pregúntate si sigue siendo un sueño...
OK, GRACIAS A TI:
LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Gracias a ti, Brisa, por el regalo de tu visita!
SALUDANDO: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Me alegro entonces, White, ya somos dos! Viajar es conocer y compartiendo también se aprende!
OK, GRACIAS:
LeeTamargo.-

mirada -

Es un relato precioso, romántico, y aún no gustandome demasiado las lecturas románticas, ésta reúne cierta magia que me obliga a viajar para conocer a Flor de Isla.. Tintuayé. Gracias Lee. Miles de besos

Corazón... -

Hola Lee...

Hoy este relato ha sido como leer un pequeño libro antes de irme a dormir. GRACIAS, me voy a descansar con una sonrisa pintada en mis labios. Me gustaría leer la continuación ha sido una preciosa historia :)

Cómo siempre es un placer leerte, gracias... ahá, que tengas buen día!

;o)

lunaaaaa -

Amigo Lee...tú me llevas a soñar y soñar y SOÑARRRRRRRRR...gracias

Brisa -

Es tan hermoso su regalo como el que tú nos ofreces cada día con tus palabras :) Un besito LEE

white -

Si es que siempre consigo viajar con tus letras a otros mundos, a otras sensaciones, a otros sentimientos, y sabes una cosa, lo que más me gusta de este mundo es viajar.

LeeTamargo -

...De nada, Ligus, pero así no se le deja a uno... ¡Venga, cuenta, cuenta!
TE SALUDO: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Creo, Magda, que todos nos hemos sentido atraídos por un amor así de exótico en esos paisajes de ensueño. Aquí se me nota mucho la prosa poética, pero es que no es para menos...
Por cierto, no me cabe duda de que Shaily será una niña preciosa!
GRACIAS, A TI, AMIGA:
LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Me alegro, Flavia, eres bienvenida! Dejé un final abierto, es posible que el marinero regrese a ese puerto... ¡Quién sabe!
TE SALUDO: LeeTamargo.-

LeeTamargo -

...Así lo creo, Ody: ¿Quién no soñó alguna vez con una aventura por allende los mares...?
GRACIAS, AMIGO: LeeTamargo.-

Ligustrum -

Me he acordado de una bonita leyenda,gracias por recordármela.Un saludo

Magda -

Qué belleza, qué romántico...
Hace años leí una novelita, de la cual jamás he recordado al autor, en la que la protagonista se llamaba Shaily. Trataba de un millonario que llega a unas costas y la conoce, ella era muy joven y una nativa de ese lugar un tanto primitivo, hermoso. La cosa es que viven un romance esplendoroso, muy erótico. Después de unos días él regresa pero la trae consigo. Tanto me gustó que me prometí que si cuando me casara tenía una niña le pondría Shaily.
Un beso querido Lee.

Flavia -

Gracias por tu comentario... me ha gustado tu pagina... tendré que volver... tb para saber el "continua" :P

odyseo -

Bonita historia de los Mares del Sur